lunes, 27 de octubre de 2008

De boda por tierras murcianas

El jueves hice una escapadita a Murcia. El sábado era la boda de mi prima María, así que tenía una excusa para ir Murcia. Sólo iba a ser hasta el domingo por la mañana, pero bueno, menos da una piedra.
Se supone que el vuelo salía a las 5:30 de la tarde, con llegada a Alicante a las 9:30, pero por obra y gracia de Bmibaby (la compañía de bajo coste) nada más facturar me dijeron que el vuelo salía una hora después. Deben reducir el coste en la puntualidad, porque de 2 vuelos con Bmibaby, los 2 con retraso. Qué suerte.
Intenté amenizar la espera haciendo sudokus, que últimamente me ha dado por volver a hacerlos. En los periódicos gratuitos que me pillo en el autobús vienen 3 tipos de sudokus según su nivel de dificultad: fácil, medio y mu complicao. Con los 2 primeros no hay muchos problemas, aunque he de decir que en algunos de ellos la he cagao. Y con los de dificultad máxima… nada, que no hay manera de hacerlos. No he sido capaz de hacer ninguno. Yo creo que aquí mis neuronas están bajo mínimos y no trabajan mucho. O eso, o que aquí son muy listos (que no creo), o que yo me he vuelto (más) tonto.
Sobre las 11 pisé suelo español. Mi madre y mi hermana me esperaban en la típica sala de llegadas. Eché en falta un cartelito con mi nombre o algo así, pero bueno, por lo menos estaban allí y no se habían olvidado de mí. Una hora más tarde, ya en Murcia, estuvimos pasando el rato mi hermana y yo con el ordenador, viendo fotos y tonterías similares.

El viernes por la mañana fui en busca de una camisa. Tenía que estar (más) guapete para la boda, así que fui con mi hermana En busca de la camisa perdida. Tras mucha indecisión, me decidí por una, y me la llevé. Por la tarde, le tocó el turno a mi padre de buscar alguna corbata que pegase con la camisa. Él sabe de eso.
Teniendo en cuenta que sólo iba a tener el viernes para disfrutar de Murcia y sus gentes, pues tocó quedar con los amigos. Quedé un rato con Irene, fiel compañera de fatigas universitarias. Y luego ya cena con Guillermo, Elena y Clara, sin olvidarme de Sandra y María, a las que pude ver algunos minutillos. Mi visita murciana era tan corta que prácticamente ni había avisado, aunque me dio tiempo a ver a mi gente. O al menos a una muy buena representación.

El sábado ya era la boda. Fuimos a la casa de los novios, para ver al novio. José ya estaba más que preparado a las 11, cuando la boda era 1 hora más tarde. Fotos por aquí, fotos por allá, y pal ayuntamiento de Alcantarilla que fuimos. Al poco, también llegó la novia. Para ser original, el vestido era blanco.
No soy mucho (más bien nada) de actos religioso-civiles, pero si es por mi prima, pos me lo trago con gusto :)
Allí vi a mi abuela, a mis tíos/as y a mis primas y primo. Hacía 1 mes y pico que no los veía, que tampoco es mucho, pero cuando estás lejos parece que el tiempo se alarga. Todos muy guapos y muy guapas.

Se nos obsequió con unas fotos de los novios y otra con nosotros, en las que colaboró servidor en su montaje (bueno, realmente sólo puse las fotos en un cartón, pero el caso es que participé).
Como pasa con las bodas, tras el banquete y los puros tocan los bailoteos, amenizada con la barra libre. Y eso suele alargarse hasta que los dueños del restaurante se hartan y nos echan, ya sea a base de música muy lenta o a base de quitar la música directamente.
Por la noche, ya de vuelta en casa, me puse a hacer la maleta con las cuatro cosas que me iba a llevar a Manchester. Básicamente, alguna cosilla que había echado en falta y/o que se me había olvidado traerme en Septiembre. Sin olvidarme de la bufanda y el abrigo más gordo que tengo, que por tierras guiris ya hace falta todo lo que tengas y más.

El domingo a las 11:30 salía desde Alicante. Para la vuelta coincidía con Josema, otro de los murcianos que estudia conmigo en Manchester. Y encima no me pusieron pegas con el equipaje de mano. Además, sorprendentemente, el vuelo no iba con retraso. Mola.
Sobre las 2 del mediodía llegué a Manchester, y 45 minutos más tarde ya estaba en mi habitación. Llegué bastante cansado, entre no haber dormido mucho, el cambio de hora (también por el horario de invierno),…

En resumidas cuentas, ha merecido la pena hacer una escapadita a Murcia. Aunque eso sí, se ha hecho muy corta y me he quedado con ganas de más.
Si no hay cambio de planes, hasta Navidad no me van a ver el pelo de nuevo. Ni yo se los voy a ver.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno ya estaba bien que me dignara a dejarte algún comentario no? jeje. Me encanta meterme y ver que has escrito! me ameniza 5 minuticoos y asi se como va la vida d mi primicooo.
Aunque nos seguimos de cerca eeeh.
Cuidate sheepy ;)
Un abrazo