viernes, 13 de febrero de 2009

Nieve, Gasol y Jamón York

Con un poco de retraso, sí, pero aquí estoy de nuevo, diciendo un poco (un mucho) lo que he hecho durante la última semana.
El lunes nevó. Y más que las otras veces. Como quiera que por Murcia no nieva mucho, por así decirlo, había que dejar constancia de que efectivamente había visto nevar. Tampoco nevó tantísimo como para poder hacer un muñeco de nieve, pero bueno, por lo visto eso era pedir demasiado. Había que tener alguna foto para el álbum:

Por la tarde las clases de inglés, y después más nieve. Al llegar a mi residencia lo que me apetecía era algo calentito. Un vaso (“bol”) de leche con Cheerios… qué bien que me sentó.
Luego no hice prácticamente nada productivo (salvo felicitar a mi padre por su 25 cumpleaños a las 0:00), y me iba a acostar no muy tarde. Sin embargo, decidí que tocaba ver un partido de la NBA, con Bryant (61 puntos, ná mas y ná menos) y Gasol. Puse Justin.tv en el interné, y ahí que me puse a ver un partido. Dudo de su legalidad, pero bueno, el caso es que mientras furule, no me quejaré. Me gusta el baloncesto. Me gusta la NBA. Acabó a las 4.

El martes ya se sabe: madrugón pal Francés. Puse el despertador como siempre, a las 8:10, que entro a las 9. Pero apenas había dormido 4 horas, así que, cuando sonó la alarma, la apagué. A los 5 minutos abrí los ojos y miré el reloj: eran las 8:50, y no habían pasado 5 minutos, sino 40. Con media hora de retraso llegué a la clase. El tío me dio la nota de una redacción que hice en diciembre, creo. Un 70%. Está mu bien, teniendo en cuenta que creo que lo máximo que iba a poner era un 75, ya que de ahí pa´rriba lo pondría si se notase nuestro rico lenguaje gabacho, como si prácticamente fuésemos franceses. Y evidentemente, no lo somos.
A la vuelta, una hora en la cama, que había que dormir lo que no había dormido por la noche. Eso sí, antes pasé por el Tesco, para ver si compraba algo. Y compré. Lo que no acabo de entender es algo que me suele pasar en la caja del Tesco. Cuando me dicen lo que hay que pagar, siempre cojo mi tarjetita del Tesco Club Card (te van dando 1 punto por cada libra gastada, y si acumulas muchísimos, algún descuento puedes pillar), pasan su código de barras, y seguidamente le doy mi tarjeta de crédito para que se cobren. Muy pocas veces este último paso se sustituye por la entrega física de pounds. Y aquí viene lo curioso, por así decirlo: toca firmar el ticket. Pos no sé cómo se las apañan, pero los bolígrafos brillan por su ausencia. Muchas veces se ponen a buscar algún boli o incluso lápiz de entre los bolsillos, se los piden entre Tesqueros, … Al final, dependiendo de la suerte que tenga ese día, tardan más o menos en encontrarme algo con lo que hacer un garabato. Alguna vez he firmado con un permanente gordo.
Por la tarde, estuve retocando y poniendo el trabajo de Marketing bonito, que el jueves se entregaba y ya lo quedaría dar definitivamente por terminado, con portada, índice y todo. Me acosté antes que el día anterior, a eso de las 2:30.

El miércoles me levanté a las 11, y pasé el resto de la mañana en la lavandería. También puse la secadora, porque metí sábanas y toallas y no era plan de ponerlo todo luego a secar en mi habitación, porque si no me podía morir. Entre una cosa y la otra, compré en los pakistaníes el moquillo ese que sirve para pegar posters a la pared. ¿Cómo se llama eso? ¿Tiene algún nombre? Para mí sí: el moco o moquillo ese. Tenía pendiente colgar el poster de los Beatles que me regalaron por mi cumpleaños. Los 4 de Liverpool ya decoran mi habitación.
Por la tarde, se supone que habíamos quedado los del grupo de Strategic Management a las 4:30 en la biblioteca del campus de All Saints. Y digo se supone porque allí sólo nos encontramos Dirk y yo; del resto, nada de nada. Me dijo que haría él algo en su casa, que me lo mandaría por el Skype, y eso sería lo que presentaríamos al día siguiente en clase. Por cierto, que en esa zona repartían gratuitamente algo llamativo: papel de liar. Yo pasé por ahí y me dieron 1. Para darle un samaritano uso, se lo di a un quinqui que estaba enfrente liándose algo. Me lo agradeció y me dijo si también tenía “cheinch”. Evidentemente, moneditas no le di. Aquí en Manchester te sueles encontrar gente que va repartiendo mucha propagando por la calle, incluso con puestecitos, sobre todo por la zona de la universidad. Bares, discotecas, restaurantes, actividades,… Pero hasta ese día, no había visto que fomentasen tan directamente el fumar.
Después me fui a que me tomasen el pelo. Fui a la misma peluquería que la otra vez, y me tocó el mismo tío. 7 libras por 15 minutos de reloj. Cada vez tengo más claro que me equivoqué de carrera/profesión: los peluqueros se lo montan de miedo.

El jueves me levanté un poco antes de lo normal, sobre las 11, porque estaba pendiente de recibir un PowerPoint de Dirk. Me lo encontré por el Skype, y me dijo que lo sentía, pero que no había hecho ná y que no tenía pensao ir a clase. Yo iba a ir, aún sin tener nada hecho. También fui a imprimir el trabajo de Marketing, que ese día se entregaba. Creo que me timaron, porque cada copia en color era a 70 céntimos o algo así, que a mí me parece un timo en toda regla. También es verdad que estoy acostumbrad que todo me lo imprima mi padre desde su trabajo, ya sea en blanco y negro o en color, y claro, se nota la diferencia.
Por la tarde tocaban las presentaciones. Bueno, la no presentación nuestra. El profesor preguntó si habíamos hecho algo, y las 2 personas de mi grupo que tuvimos la decencia de ir a clase, dijimos que no y pusimos cara de pena. Él ya había dicho que entendía que no hiciéramos mucho/nada, porque sabe que estamos liaos con trabajos e historias similares, así que tampoco pasó ná.
Luego fui con Josema y José Alberto a la biblioteca, para seguir viendo cómo íbamos a organizar el trabajo en grupo de IBE (International Business Environment, que aquí las siglas también se llevan).
A la vuelta me estuve leyendo unas fotocopias para otro trabajo, y estuve subrayando algo. Eso sí: lo hacía mientras veía el partido entre los Lakers y los Celtics, así que tampoco es que estuviese muy centrado en lo que leía. A las 4:30 me despedí de Gasol, felicitándole por la victoria, y me acosté.

El viernes empezó para mí a eso de la 1, con lo que prácticamente fui directamente a comer. Por la tarde, seguí leyéndome las mencionadas fotocopias.
Fui al gimnasio. Impresionante. Después de varias semanas (o incluso meses, porque creo que desde diciembre no iba) me decidí a ir. No lo habían cerrao ni ná de eso. Estuve una media hora o así, y fue más que suficiente. Me duché, me quedé como nuevo, y después estuve como si me hubieran dao una paliza. Tenía agujetas y tó.

El sábado estuve cansado todo el día, hecho un perro. El mini-sesión de gimnasio del día anterior tenía la culpa.
Por la tarde, me puse con el trabajo de IBE, desarrollando un poco las teorías que tenemos que aplicar en el caso del Banco Santander.
Sobre las 2 o quizá un poco más me fui a la cama. El día siguiente tocaba madrugar para ir a York, así que quería ir algo descansao, o por lo menos no muy cansao. No sé por qué, pero no conseguí dormirme, y continuamente miraba el reloj. La última vez que vi la hora en el reloj, éste marcaba las 4:50. Teniendo en cuenta que había puesto el despertador a las 6:50, tampoco iba a dormir mucho…

Efectivamente, a las 6:50 de un domingo me puse en pie. No me hice el remolón, porque no quería quedarme en tierra. Íbamos a York (sin el Nueva delante). Sí, de donde viene el Jamón York. Eso es lo único que sabía de York antes de ir, la verdad.
Fuimos Sonia, Giacomo, Shin, Patricia, Inma, Pedro y yo mismo. Durante el viaje en tren, vimos que todo estaba muy nevado desde prácticamente la salida de Manchester. Eso sí que era nieve en condiciones, aunque no nevaba en ese momento. Los paisajes nevados me recuerdan la Navidad, el frío, el norte, Papá Noel y su trineo,… Estaba chulo, la verdad.
Una vez allí, preguntamos por lo que había que ver. Sonia preguntó que dónde estaba la catedral, y la tía entendió que decía que qué era una catedral, y claro, se quedó sorprendida. Una catedral es… una catedral, un edificio,… Seremos extranjeros, pero no tontos :)
Tras darnos una vuelta por un parque y tras ver la catedral, mis compañeros de fatigas se empeñaron en ir a una Haunted House (una casa encantada, vamos). Había varios anuncios sobre lo mismo; no sé si es que York es famosa por ese tipo de cosas, pero me sorprendió. Allá que fuimos, previo pago de 5 libras cada uno. Puaf, menudo timo. A mi esas cosas no me gustan, que me dan jiñe. Pero es que aquello ni daba miedo ni daba ná. Pa mi gusto, 5 libras tó de(saprovechadas). Después vimos algunas callejuelas más, que me recordaban un poco a Chester, pero algo más grande. Para comer, tocaba el McDonald (qué si no). Me tomé el típico Big Mac y una Cheeseburger de regalo, que por lo visto, si eres estudiante te regalan una. Ya lo sé pa otra vez. Pa hacer bien la digestión, estuvimos un buen rato hablando y comentando sobre diferentes palabras en distintos idiomas (español, italiano, japonés), que hay que culturizarse en todos los sentidos :)
Por la tarde, seguía haciendo un frío de cuidao, y nos metimos a tomarnos unos hot chocolate. Mientras, caían algunos copillos de nieve, y Patricia se volvía loca (nunca había visto nevar, porque en Sevilla tampoco es que suela nevar mucho).
Para la vuelta, teníamos los billetes a las 7:45. Como quiera que el frío nos echaba pa´tras, y estábamos ya cansaos, decidimos jugárnosla y coger el tren una hora antes. Los tickets, al comprarlos in advance (son más baratos) ya vienen con la hora fija. Allá que nos metimos en el tren con nuestra excusa: si nos decían algo, íbamos a decir que habíamos venido todos a ver a Patricia, y que a ella se le había olvidado cambiar la hora española a la inglesa; nos haríamos los suecos en Inglaterra. O más bien los españoles, sin más. A la ida no pasó ningún revisor, pero justo al poco de montarnos pasó la revisora. Vio los billetes y digo que no correspondían, que era el siguiente tren. Patricia miró los tickets (nosotros, mientras, también), miró su reloj y nos hicimos los sorprendidos, los longuis. La revisora nos dijo que tendríamos que pagar 20 libras, pero que por esta vez lo dejaba pasar, no sé si porque coló o porque simplemente le dimos pena. Pa otra vez ya lo sabemos, pero conseguimos nuestro objetivo de llegar antes a Manchester, que con el frío que caía apetecía llegar pronto a casa.
A las 8:30 ya estaba en mi residencia, calentito. Hablé con la family por el Skype un poco, vi el Marca (esto es obligatorio) y cené. Pensaba acostarme pronto, pero al final creo que se me hicieron cerca de las 2.

martes, 3 de febrero de 2009

El Teatro de los Sueños

El lunes comenzó con una clase y una tutoría para hablar sobre el trabajo de Marketing que tenemos que hacer sobre el Santander. Por la tarde, para no faltar a la cita, tocó la clase de inglés. Básicamente voy para pillarme alguna fotocopia práctica sobre palabras y expresiones útiles a la hora de escribir. Después fui al centro comercial, a la tienda donde me compré el móvil inglés en el ya lejano mes de septiembre. Tocaba meterle perras al móvil. Me vino con 20 libras y así había sobrevivido estos meses. Pero me quedaban sólo un par de libras y había que se previsor. A ver lo que me duran estas nuevas 20 libras.
Ya en mi residencia, Flavio me llamó al móvil. El grupillo de Mill Point había comprao entradas para ir a ver al Manchester United frente al Everton, que se supone que iba el martes día 2 de febrero. Yo, cuando quise intentar sacarla (la entrada), vi que no quedaban, así que me conforme pensando en que ya iría en otra ocasión, presumiblemente aprovechando una visita de mi padre. Pues bien, la cuestión es que el partido se adelantó al sábado, y justo esos días iba a venir una amiga argentina de Flavio a pasar unos días por aquí, por lo que él no podía ir a ver el partido y dejar a la amiga colgá. Así que me llamó para ver si me interesa su entrada, que Inma le había comentado que me podía interesar. Obviamente le dije que sí, que le pagaría las 40 libras de la entrada. Favor doble: uno se quita la entrada de encima y otro la aprovecha.

El martes tenía un sueño que me moría. Me había acostado a las 3, y me levanté a las 8 y poco para ir al francés. Una vez allí, tuvimos que hacer unos grupos para una presentación que tenemos que hacer por marzo, que viene a ser el examen. Grupo de 4 con José Alberto (que justo ahora empezará a ir a mi hora, porque iba al mismo nivel pero miércoles por la tarde), un par de tíos de Manchester y yo. Sí, todo tíos. A la vuelta, dormí casi una hora. Comida y pa clase de nuevo.
Por la tarde, recibí un email del chino cudeiro que se viene conmigo a lo de la visita del Host. También me agregó al Mesenlleh, y me comentó que había estado mirando trenes para ir al pueblo al que vamos. Lo estuvimos viendo y nos convenció el precio de la vuelta (6 libras). Eso sí, fuimos a sacarlo y no se podía porque la página estaba en mantenimiento o algo así. Al día siguiente lo veríamos.
Seguí con el trabajo del Santander, y conseguí escribir un par de páginas más. Básicamente por la noche, que es cuando más rindo, no sé por qué. A las 4 me voy pa la cama.

El miércoles, a pesar de no tener clase, no me quise levantar tarde para ver si me sacaba el billete de vuelta de la visita guiri. A las 12 me levanté. Buena hora. Me saqué el billete de vuelta por 6 libras, y luego se lo comenté al chino, para que no se descuidase y se lo sacase pronto. Me dijo que no tenía tarjeta de crédito, así que bueno, me ofrecí a comprárselo yo y que ya me pagaría él el dinero. Eso sí, a mí (él) le costó 8 euros, que por lo visto los billetes de tren que compras con antelación cambian de precio como los billetes de avión, por lo que tienes que ser pájaro y comprarlos cuando los veas bien de precio.
Por la tarde, más trenes. Inma y compañía habían comprao los billetes de tren para ir a York el domingo día 8. Me apunté. A ellos le costaron 14 libras, y a mí 20, por aquello de haberlo comprao unos días más tarde, simplemente. Y para dejar listo lo de la visita guiri, también saqué los billetes de ida para mí y el chino. El día anterior habíamos visto que salía por unas 40 libras, pero el miércoles estaban a 15 (creo que cambiamos la ruta o algo así), así que aprovechamos el momento para comprarlos. Todo por Internet, que luego toca ir a la estación que tú quieras/pongas a recogerlos.
La hermana de Sandrine llegó por la tarde. No sabía nada, y menos que venía con un tío. Al día siguiente uní cabos, y por lo visto es su novio/noviete, aunque creo que es italiano y no inglés como había pensao en un primer momento.
Mi progreso marketinero siguió con otra hojita más. “A poco a poco”.

El jueves volví a levantarme tarde, sobre la 12. Casi que fui directo a clase, previo paso por la ducha y un yogur, eso sí. Tras la clase de la tarde, quedé con Josema y José Alberto para ver algo más concretamente cómo nos íbamos a distribuir el trabajo de IBE, que lo vamos a hacer del Santander y de un banco japonés, el Mitsubishi-Bank of Tokio, que no me sonaba de nada pero por lo visto es un grande. Bueno, sí, Mitsubishi me sonaba, pero a coches; por lo visto es conglomerado que engloba varias empresas en diversos sectores. Tras eso, fue a la estación de tren a recoger todos los billetes que había comprao por Internet: ida y vuelta a Whitehaven (cerca de St Bees, dónde realmente vamos) para mí y el chino cudeiro, así como ida y vuelta a York. Me llevó un buen rato, porque tenía que ir introduciendo la tarjeta y un código para casi cada billete.
Ya de vuelta a mi residencia, decidí pasarme por el Londis. Iba a ir sólo a comprar una merluza congelada, que está bien de precio y hay que intentar llevar una alimentación equilibrada. Pero vi una caja de cereales Cheerios a una libra. Hace ya varios años que no tomo leche ni cereales regularmente, salvo los biofrutas del Mercadona y alguna que otra barrita de cereales. Pero nunca leche con cereales para desayunar o merendar, porque hubo una época que no me sentaban bien y ahí lo dejé. Decidí pasarme a los zumos y, posteriormente, al yogur. Quería comprar esos Cheerios. Eso sí, inmediatamente me di cuenta de que si los quería, tendría que comprar también leche y cola-cao, porque no tenía. Hice la pequeña ruta entre Tesco-Lidl-Londis, unos 50 metros en total, para comparar un poco los precios y comprarlo todo. Al final, leche semi-desnatada (no recordaba qué leche solía comprar y me decidí por esa), Nesquik, y los Cheerios. Todo por los Cheerios :)
Cargado mentalmente de fuerza por los Cheerios, di prácticamente por acabado lo del trabajo de Santander. Haré algunos pequeños cambios, el índice, la portada y una revisión un poco de todo. Pero lo doy por hecho. Entre unas cosas y las otras, se me hicieron las 5.

El viernes me superé, y me levanté a las 12 y media. Al poco, tocaron a la puerta. El día anterior había pasado por la recepción, y había rellenado un folio para decir que no tenía luz en mi cuarto de baño. Si son cosas urgentes, en unas 24 horas se comprometen a venir. Igual que con la leja del frigo, vamos. Así que venía para arreglarme la luz. También le dije que una luz del salón-comedor y otra del pasillo no iban. Pero resulta que éstas no iban porque por lo visto desde la recepción las habían apagado en todos los pisos. Será por el ahorro energético o algo de eso, aunque podía haber avisado para no confundirnos. Ahora ya puedo ver lo que cago :)
Por la tarde, le dije a la inglesa que si íbamos al gimnasio, a la piscina o algo de eso, que tenemos que aprovechar el haber pagao casi 200 libras al año por el gimnasio y demás. A la 7 y pico fuimos a la piscina, al jacuzzi y a la sauna. No es que sean enormes las instalaciones, pero está más que apañao para pasar un rato relajado. Y así fue.
Al poco de los remojones y el calor, me llamó Sonia. Venían a cenar a mi territorio, a la Curry Mile, y era para ver si me apuntaba. Me apunté al plan indio. Fuimos a un restaurante indio, y allí que pedimos (pidieron, porque me dejé aconsejar, teniendo en cuenta mi incultura culinaria india). Todo picantillo en la primera vez que iba a un indio.
A eso de las 11 y media ya estaba de vuelta. Me puse a ver artículos para el Project, viendo los artículos y páginas webs que me servían y lo que no. A las 3 desistí y me acosté.

El sábado tocaba ir a Old Trafford, The Theatre of Dreams. Me levanté tarde, comí, y fui en busca de Sonia, Giacomo y Peter, que íbamos a coger el tranvía para ir al estadio. A Inma y a Pedro, su novio, los veríamos ya allí. El tranvía me recordó al famoso autobús 39 que me solía subir y bajar a la facultad en Murcia: como latas en sardina. Aquí se cabe era más exagerao, más personas entranviadas por metro cuadrao. Tras bajar del tranvía y andar unos 5 minutos, llegamos al estadio. Llegamos una media hora antes del partido. Cuando empezó, se vivió el ambiente, la atmósfera y los cánticos de un partido de la liga inglesa. No todas las aficiones son iguales. Tampoco es que suela ver partidos en directo muy a menudo. Rooney no jugó por estar lesionado, pero la clase de Berbatov le sustituyó. Cada vez que Tévez demostraba su garra, cánticos de “Argentina, Argentina” se escuchaban desde la grada. Y por supuesto, el más mediático de todos: sí, el señor Cristino Ronaldo. El partido en sí tuvo sus oportunidades de gol y su emoción. Al borde del descanso, penalti a favor del Manchester, y allá va Ronaldo que la mete (la pelota) por el centro. Gol. Esperaba más goles en la segunda parte, pero no fue así. 1-0 resultado final. Me quedé con la ovación que le dieron al galés Giggs cuando salió a calentar (y luego jugar), un jugador que lleva en el Manchester 15 años o así. El Teatro de los Sueños.


No es lo mismo ver los partidos en estos estadios en la tele que verlos en directo. Mereció la pena :)
La vuelta en el tranvía fue más enlatada, si cabe, que la ida. Y hacía un frío que pela. Por la noche estuve leyéndome más cosillas del Project, hasta que a las 4 caí rendido.

El domingo madrugué. Esta vez va en serio. Cierto es que no para estudiar, pero bueno, algo es algo. Me levanté a las 8 y media, que una final del Australian Open entre Nadal y Federer bien merecía la pena. Empezó el partido bien para Nadal, que ganó el primer set, aunque Federer se resarció ganando el segundo. Viendo que el partido se iba a alargar, a las 10:45 me volví a la cama. A las 12:30 me levanté, pensando que quizá el partido ya habría acabado y que me había perdido el final del partido. Ni mucho menos. Todavía quedaba una hora. ¿Quién ganó? Un extraterrestre llamado Nadal, un animal física y mentalmente que fue capaz de hundir tanto a Federer que en la entrada de trofeos éste no pudo contener las lágrimas. Dos grandes campeones y dos grandes personas que tienen un gran respeto mutuo. Por eso me gusta el deporte. Eso es DEPORTE.
En los trabajos hay que poner de una forma seria las referencias de libras, artículos y noticias que uses, y eso fue lo que estuve haciendo por la tarde. Tiene lo suyo, porque hay que poner la edición, el lugar de impresión, las páginas,… También estuve con la portada y el índice; algo sencillo, como me gusta a mí.
La nieve volvió a hacer aparición. Por lo visto viene otra vez el frío de finales de noviembre – principios de diciembre. O según se dice, incluso más. La inglesa, cuando llegó de trabajar por la tarde, me dio una pequeña bola de nieve. Ya le dije en su día que en Murcia poca nieve había visto, y que quería ver nevar. Ella me dijo que ya me despertaría cuando nevase. Lo primero es lo primero.
Por cierto, ya tengo confirmada una visita. Mi madre vendrá del 15 al 18 de febrero. Queda menos para disfrutar de una tortilla de patatas :)