jueves, 27 de noviembre de 2008

Pa´ que no os aburráis

Esta semana me toca el Vacuum Cleaner. Por iniciativa de Sandrine, tenemos una hojita con el planning de la semana sobre qué actividades de la casa nos toca a cada uno. Las 2 semanas anteriores me había tocado encargarme de tirar la basura y reponer la bolsa. Pero esta semana subía de categoría y ya me tocaba pasar el aspirador. Así que el miércoles por la mañana estuve unos minutillos dándole unas pasadas por la moqueta ésta que tenemos aquí. Además de eso, lo más destacado del día fue que hice más o menos el índice/guión del Project. Como siempre, poco a poco. Una vez que tengo más o menos estructurado el trabajo, o con las secciones algo definidas, ya puedo ir concretando más cosas.
Por otra parte, me saqué el vuelo de vuelta a casa por Navidad, como el buen turrón. Hace ya unas semanas tenía el de la vuelta a Manchester en Enero, pero había/habíamos estado esperando para ver si bajaba el precio de la ida. Últimamente, raro era el día en que mi hermana o yo no entraba a Monarch para ver los precios. Al final, viendo la posibilidad de que subiera el billete y, sobre todo, de que me quedase en el frío Manchester, decidimos comprar ya el billete. El día 19, viernes, ya dormiré en mi cama.

El jueves ya tocaba la presentación cervecera que se pospuso la semana anterior. Yo fui el segundo en aparecer en escena. Tenía sólo una diapositiva, y bueno, se hizo lo mejor que se pudo :) Eso sí, el profesor comentó algunas cosas después, y justo la parte que menos clara había visto era la que yo había hecho junto a Dirk. Aunque más bien fue un problema de enfoque: nosotros nos centramos en lo que había hecho mal Adolph Coors, en lugar de ponernos en el lugar de la empresa que mejor había actuado.
Tras eso, me apunté a ir a un mercadillo que había junto al ayuntamiento. Fui con José Alberto, Emma, Victor y una chica de Omán. Lo que más había eran puestos de comida. Destacaban el de las salchichas a 4 libras, uno típico español con tapas de paella y chorizos, y uno de gofres. Me pedí un gofre, y me lo pusieron con un pegote bien generoso de Nutella. Puaf, que hincheta me pegué… Tan hinchao estaba, que luego cené a las 11.
Pa´ la vuelta, autobús. Algunas veces me encuentro en la parada donde cojo el autobús a una mujer que tiene pinta de estar loca. Siempre se queda en la puerta del autobús y nos suelta un discurso. El problema es que no la entiendo muy bien, y la idea que tenía en mente era que se quejaba del transporte público. Esta vez, me la encontré dentro del autobús. Había también 2 chicas españolas, que también conocían a la tía. Supieron decirme algo de que su marido se había muerto. No lo tengo claro. Lo que sí se es que la tía empezó a repartir unas fotocopias con texto escrito y una cara suya. Como si fuese algo de rollo espiritual o algo así. Cuando la veo suelo ignorarla, de ahí mi desconocimiento.
Luego estuve retocando un trabajillo que tenía que entregar mi hermana de Marketing. Y para culminar el día, más CSI. Como siga así, lo voy a acabar aborreciendo. Estaba vez tocaba la versión Miami, primer capítulo de la 7ª temporada. Esta vez sólo diré que en el capítulo anterior a Horatio le disparan. ¿Sobrevive? ¿Muere? Se aceptan apuestas

El viernes por la mañana había quedado con Sonia. Hace unos días fuimos a comprarnos unas sudaderas en las que pone Manchester Metropolitan University, pero su talla en rojo no estaba. El viernes recibían mercancía, así que fuimos a la Student Union para ver si nos las comprábamos. Su talla S roja estaba, y mi talla L en verde también, así que las pagamos. Nos las compramos a la vez porque si te compras una son 24 libras, y si te llevas 2, te sale por 20 cada una.


Con las libras que nos ahorramos, fuimos a tomarnos un hot chocolate y una tarta de chocolate. Somos unos golosos y nos encanta el chocolate.
A la vuelta a casa, vi que había recibido el segundo paquete de parte de mi madre. Antes de abrirlo, olía como a chocolate… Esta vez había 3 latas (cocido, lentejas y albóndigas), una bolsita de chucherías y 4 Ferrero Rocher, aunque sólo estaban servibles 2 porque los otros 2 se habían aplastao. Malditas albóndigas.
Por cierto, mi black-mentor ha dado señales de vida. El miércoles le mandé un email, para ver si seguía vivo y si quedábamos o algo algún día. Este fin de semana, por ejemplo. Me dijo que me llamaría. Y efectivamente, el viernes por la mañana me llamó. El sábado por la tarde iba a quedar con unos amigos para ir al mercadillo navideño que yo había ido la semana anterior. Sea lo que fuera, por la tarde me llamaría para confirmarme la hora y/o lo que fuese al final. Y al final fue que me mandó un mensaje diciendo que no iban a quedar, y que nuestra quedada se tenía que posponer hasta véte a saber cuándo porque está liadillo con las entregas de trabajos y demás historias. Mucho me temo que a mi black-mentor ya lo veré después de Navidad, tras su ingesta de turrones y polvorones, como Dios manda. Porque digo yo que aquí también habrá polvorones y esas cosas, ¿no?
Por la tarde me registré en Host. Es gratuito y consiste en que te apuntas para pasar un fin de semana con una familia guiri. Tú sólo pagas el transporte desde dónde estés hasta la casa-guiri. Podías poner si querías una familia que viviera lejos o más bien cerca, si querías perros y gatos, … Llevaba ya tiempo queriéndome registrar, porque luego tardan un tiempo en otorgarte familia y cita. Puse mis datos, y seleccioné como posibles fechas algunos fines de semana de Febrero y Marzo en los que estaba disponible. Ya me dirán algo.
Poco antes de cenar me puse a escribir algo del Project. Se supone que antes de nada tengo que hablar con mi supervisora para ver si mi propuesta que hice hace 2 semanas le gusta o no, pero bueno, esto era algo que seguro que lo iba a poner en el trabajo. Y como quiera que no iba a salir esa noche, pos continué escribiendo más tarde.

El sábado lo pasé durmiendo y ganduleando entre la tele y el ordenador, haciendo tiempo hasta la noche. Había otra fiesta más en el piso de Josema y compañía. No se necesita motivo alguno para hacerlas, aunque esta vez podía haberlo porque había venido su novia. Hacía un frío de cojones. Cuando llegué tenía la nariz y las orejas rojas. E incluso al hablar, me dolían los mofletes un poco. Yo no estoy hecho para el frío, definitivamente. Allí que estuvimos, entre músíca, bebidas y picoteos hasta las 3, cuando decidí que era la hora de vuelta.

Hoy domingo no he hecho gran cosa. Me he levantado casi a la 1, y he desayunado. No tenía mucha hambre, pero sobre las 3 y media me he puesto a hacer espaguetis, que ya hacía unos cuantos días que no hacía. Entre el ordenador, galletas de chocolate y Youtube he pasado la tarde. Debería haber tocado algún libro y/o algún bolígrafo, pero no ha sido el caso.
Esta tarde me he acordado de la película Patch Adams. La ví en su día, pero quería verla otra vez. Os la recomiendo. Me la he bajado para verla un día de estos. Sin embargo, cuando casi me iba a acostar, le he dado al Play… y me he puesto a verla. Y ya que estaba, pues la he visto entera. Me he ido a acostar, pero no tenía sueño. Así que aquí estoy un domingo a las 4:18 de la noche según pone en el portátil escribiendo estas líneas. Soy un personajillo :)

lunes, 24 de noviembre de 2008

Me toman el pelo

Lunes, 17 de Noviembre de 2008. Justo hace 2 meses que llegué a Manchester. El tiempo pasa tan rápido… y tan despacio…
Fiel a mi cita con el curso de inglés de los lunes de 3 a 5, comí en la cantina. Las tutorías de una asignatura son cada 2 semanas, así que cuando toca tutoría, tocan habichuelas con ketchup. No hay mucho donde elegir en la cantina, así que siempre me decido por lo mismo. Creo que los menús varían de un día para otro, pero como sólo me he quedado a comer allí los lunes… pues son solo rumores. Entre habichuela y habichuela, me compré un libro. El tercero en la cuenta. Primero me compro el libro y luego ya se estudiará. Poco a poco.
Tras la clase, quedé con Inma & company. Había escuchado que ellos iban a ir a sacar las entradas para ir a ver un musical de Mary Poppins, así que me apunté. No es que me vayan especialmente los musicales, pero bueno, tiene su aliciente verlo en inglés. ¿Seguirá cantando lo de “supercalifra…”?
Antes de venir a Manchester, pasé por la peluquería. Bueno, a decir verdad, creo que fue mi hermana quien me tomó el pelo, como venía siendo costumbre últimamente. Pero mi pelo ya pedía a gritos que alguien se pusiese manos a la obra, porque aquello ya era un poco descontrol. Aquí no está mi hermana ni tengo maquinilla, así que tocaba ir a la pelu (como dicen los más “finoslis”).
Justo esa mañana me había encontrado a José Alberto luciendo un nuevo corte. Vive cerca de mí, así que le pregunté qué dónde había ido. Me dijo que justo por aquí abajo. Ya tenía peluquería. Así que, tras descansar un rato en mi habitación, mis pelufos y yo fuimos pá yá. La peluquería se llamaba (y se sigue llamando) “Friends”, aunque me comentaron que la ex-novia de Brad Pitt no estaba allí. Había 3 peluqueros, y 5 tíos esperando. Bueno, realmente 6, porque uno se me coló mientras estaba en la puerta mirando los precios. Yo no tenía pensado dedicar más de media hora a pelarme, pero bueno, tampoco tenía nada especial que hacer, así que me decidí a esperar mi turno. La peluquería es así rollo árabe-india. Justo donde vivo empieza una larga calle que se la conoce como la “Curry mile”. Por si alguien no se hace una idea, está llena de restaurantes y tiendas de origen indio, árabe y similares.
Un chavalín estaba ya finiquitao, con lo que le tocaba al siguiente. Los tíos se miraron unos a otros, como diciendo: “¿Vas o qué?” Me invitaron con la mirada a ser el siguiente, aunque era el turno del chico que se me había colao. Y él fue el siguiente. No sé, me quedé extrañado. En ese momento pensé que les daba igual pasar toda la tarda allí sentados. Cuando el chico estaba listo, lo mismo de antes. Miradas. Y uno de ellos me dijo que si quería ser el siguiente. Y dije: “Sí, pero…” “Ná, es que nosotros queremos que nos corte el pelo ese peluquero” O ese peluquero en concreto tiene muchos amigos, o es la caña de España y es el que verdaderamente parte el bacalao en la peluquería.
Sea como fuere, me senté en el trono. Como buenamente pude, le dije que lo quería con la máquina por los lados (al 3 o así), y luego corto con tijera por arriba, manteniendo un poco el flequillo. A los pocos segundos, va el tío y me dice: “¿Eres español?” (en inglés, eso sí). Pos vaya, estoy aquí para ver si se me pega el acento inglés, y a la primera de cambio me viene a decir en la cara que tengo un acento español del copón. Debemos ser como los franceses e italianos, que se nos nota de dónde somos cuando abrimos la boca. Aproveché y le pregunté por su colega el peluquero-guay, para ver qué pasaba. Me dijo que si había pensado que él era mal peluquero cuando veía que todos decidían esperar al otro. Me vino a decir que será porque esos tíos serían del mismo país o raros, simplemente. Mi spanish-inglés debió funcionar, porque me lo dejó como yo quería.

Así las cosas, mi nuevo corte y yo madrugamos el martes para ir al francés. La clase termina a las 11, pero me fui un rato antes. Cada 2 o 3 semanas, justo a las 11, tenemos unas charlas sobre el Project en mi facultad. Y tardo unos minutos en ir de un lado a otro… Eso sí, no sé si es que la gente no se acordaba o de si directamente pasaban olímpicamente de la charla, porque sólo fuimos 6 personas. Yo ahí, como siempre, dando el callo. Como debe ser. Por asistencia que no sea. El estudio ya es otra cosa…
Volví rápido a la residencia, porque tenía 2 horas en total para comer y volver a clase. Y mientras cojo el autobús, el trayecto y esas cosas, se me va un hermoso rato. Y pa´ clase que fui. Me encontré a unas francesas en la puerta. Algunas hablan español, así que la que mejor lo habla se dirigió a mí en el idioma de Cervantes. No había clase con Nuran Fraser, que la tía estaba mala. Esas noticias, normalmente, son muy bien recibidas. Pero cuando uno no tiene mucho libre al mediodía porque tiene una clase después, y luego no hay… pos no hace gracia. Por lo visto, esa misma mañana, la profesora había dejado un mensaje en el Suma de aquí (BlackBoard Vista o WebCT), y los más avispados se habían enterado. Entre ellos Inma y Josema, que por lo menos me mandaron un email avisándome (aunque lo ví por la tarde y no me sirvió, pero bueno, se agradece el detalle).

martes, 18 de noviembre de 2008

Peripecias semanales

Otra semana más en Manchester. Y nuevamente, aquí estoy para contar lo que he hecho esta semana. Quien tenga algo de interés o curiosidad, o simplemente sea un cotilla, no puede quejarse.
El lunes 10 fue el cumpleaños de mi sister (dejé constancia gráfica de ello). Por lo demás, empecé otro curso de 5 semanas de inglés. Esta vez tocaba el Vocabulary. Misma profesora, y casi misma gente. A la vuelta a casa, la mitad del camino, hasta que cojo el autobús, la hago en compañía de Carman (apodo a la española, porque es de Hong Kong), Kana y Hanna, que aunque tenga nombre parecido, una viene del Japón y la otra de tierras finlandesas.

Mi cita semanal con el francés venía con premio: examen. Contaba sólo un 5 % de la nota final, así que tampoco me lo curre mucho. Y bueno, no fue muy complicao. Cuatro ejercicios cortos: para poner unas preposiciones, adivinar si eran masculinas o femeninas unas nacionalidades, traducir unas frases del inglés al francés, y traducir unas palabras de comida de francés al inglés. Eso sí, aunque no fue muy difícil, tampoco lo hice al pelo, porque el significado de algunas cosas lo sabía en español y no en inglés, como “cerises”. Ya nos dirá el tío cómo ha ido la cosa.
Al salir, pasé por el Tesco (uno de los supermercados que tengo justo debajo de donde estoy, junto al Lidl). Serían las 11 y estaba en la cola a punto de pagar. Aquí se hace cola para todo, pero bueno, eso es otra historia que puede que algún día cuente mejor. Y efectivamente, eran las 11 en punto. Escuché una voz por la megafonía, sonó un pitido, y las cajeras de pronto se quedaron paradas y en silencio. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Me había perdido algo? Giré la cabeza a ambos lados, y pude leer un cartel. Iban a hacer un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la 2ª Guerra Mundial. Mes 11, día 11, 11 horas. Según pude corroborar después en el periódico y en la televisión, aquí lo llaman el “Poppy day”.

El miércoles no hice nada especial, salvo ir a la lavandería de nuevo. Mientras aquello centrifugaba (tarda 38 minutos en total), se me pasó por la cabeza ir al gimnasio. Debió pasar muy rápido, porque no fui.

El jueves me esperaba un día ajetreado. Por la tarde teníamos una presentación en grupo, así que quedamos por la mañana en la biblioteca para hacer algo majo en el PowerPoint. La parte que me tocó a mi no daba mucho de sí, no tenía mucha chicha, así que entre mi compañero y yo apenas rellenamos un par de diapositivas. Una por cabeza. El resto del grupo sí que se explayaba un poco más. Mi inglés es el más pobre de todos (pobrísimo, como diría aquel), aunque claro, no me extraña: un escocés, 2 inglesas, un inglés, otro inglés con ascendencia india o de por ahí, uno de Dubai que se maneja al pelo y un alemán que aprendió algo más que el típico “jelou” que se aprende en España. Cuando habla el escocés no hay quien pille ná, y cuando hablan los otros… pillo cosillas, pero no todo. A ver si se me pega algo de aquí a Junio :)
Éramos el tercer grupo en hacer la presentación, pero el profesor se enrolla tanto… que al final nos dijo que si nos importaba hacer la presentación el jueves siguiente. Dicho y hecho. Para celebrar nuestro éxito, el grupo-im-presentable nos fuimos a tomarnos unas cervezas, cómo no (el caso práctico sobre el que hemos trabajado es de Adolph Coors, una empresa que vende cervezas). Hasta yo me tomé una, la segunda que me tomo aquí, según creo. Quien me conozca sabrá que la cerveza y yo no congeniamos, por lo menos de momento. Para el que sea curioso y/o entienda de cervezas, le diré que me tomé una Corona, que no Coronita. Por lo visto, sólo en España se le pone la ita. ¿O es al revés?

El viernes como que me encontraba bien tras las anteriores semanas algo flojo (de fuerzas), así que no tenía excusa para no hacerle una visita al gimnasio. Y así fue. Fui un ratillo, que tampoco es plan de matarme.
Por la noche, un par de pubs: el de la Student Union y otro que creo que se llamaba The Deaf Institute. Fui con mi compañía más o menos habitual: Inma, Sonia, Pauline, Flavio, Giacomo y el compañero de residencia de ellos, Peter. Quedé con ellos según el horario inglés, osease, a las 9. Tuve que cenar sobre las 8, así que cuando despedimos a la noche, sobre la 2 y pico, tenía hambre. Me hice un sándwich y, sólo entonces, pude irme a la cama a gusto.

El sábado volví a pasarme por el gimnasio otro rato. Antes había visto un par de capítulos de CSI en el ordenador, que me ha dao fuerte por ahí. Al salir del “llim”, fui al Tesco para ver qué se cocía allí. Me encontré con unos sándwiches muy rebajados, a 27/28 céntimos cada uno. Digamos que caducaban ese mismo día, de ahí el descuento. Sin una excusa justificada, no compro sándwiches, pero me pareció una ganga, y además, así me ahorraba pringarme para hacer algo de cena. Perfecto.

El domingo repetí sesión de músculos. Estoy en la 4ª planta, así que para subir y bajar hago uso del ascensor. Podría hacerlo por las escaleras, pero paso. Si quiero ejercicio voy al gimnasio, que pa eso lo he pagao. Mientras bajaba por el ascensor, escuchaba a un par de chicas hablando, que esperaban justamente a que yo me bajase de él. Pero por lo visto, no esperaban que hubiese nadie dentro del ascensor. Conforme se abrió un poco la puerta, una de ellas se asustó y gritó. La otra, contagiada por su amiga, también se asustó y empezó a gritar, más si cabe al verme ella misma. Y digo yo: ¿tan feo soy? ¿No podrían disimular? ¿Nunca han visto salir del ascensor a alguien antes de subir ellas? Estudiaré el caso.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Semana roja

La semana pasada era la Red Week. La semana roja, vamos. También se le llama la Reading Week, lo que da pistas sobre el significado de esos días.
En Guirilandia, por lo visto, acostumbran a tener una semana sin clase por cuatrimestre para asuntos propios. Se supone que es para leer (de ahí el “Reading”), estudiar, hacer trabajitos,… para hacer lo que no has hecho hasta ahora, se puede decir. Otra gente, más avispada, aprovecha para hacer alguna escapadita a su país de origen. También es cierto que no todas las facultades la tienen. Pero yo sí.
Teniendo en cuenta que para el jueves tenía que entregar mi propuesta para el Project, con 1.000 palabras en el idioma de Saquespeare/Sespir, pues no me venía nada mal. Eso sí, las clases de inglés del ELSIS y las de Francés no se perdonaban.

Tras hacerme el remolón por la mañana en la cama, el lunes por la tarde fui a mi cita semanal con el Academic Speaking. Era la 5ª semana, la última del curso, y nos iban a dar un diplomilla de asistencia. Algo es algo. Al entrar a la facultad, me crucé con la profesora por las escaleras. Ella bajaba y yo subía, lo que me hizo sospechar un poco. Al llegar a clase (en la 9ª planta, todo sea dicho), me encontré con un cartel en la puerta: “No ELSIS today”. Vaya mierda, sólo voy a esa clase y encima no hay. Qué mala suerte. Para matar el tiempo, me pasé por la biblioteca. Estuve unos 20 minutos mirando por encima algunos libros que me pudiesen ser útiles para el Project. Harto de hacerme el intelectual, me largué camino a mi residencia.

El martes tocaba el Francés. O lo que es lo mismo: tocaba madrugar. Mi voz algo tocada, mi cuerpo algo debilucho de nuevo véte a saber por qué y yo nos pusimos en pie y fuimos a clase. Con la excusa de la semana roja, la gente se había hecho el sueco/longui, con lo que solamente estábamos 5 en clase. No hicimos gran cosa, salvo que el profesor nos dijo que tendríamos un examen a la semana siguiente, y yo suficiente hice con sobrevivir a la clase, porque no me encontraba del todo bien.
Por la tarde, ya algo recuperado, me puse a empezar a escribir para el Project. Más vale tarde que nunca. Tras un par de horas pensando y escribiendo, y tras darle un montón de veces al “Contar palabras” del Word, decidí dejarlo cuando tenía unas 600 palabras. El miércoles lo terminaría.
Como recompensa a tanto esfuerzo, después estuve viendo el Liverpool-Atlético de Madrid en la tele. Y después, para rematar, 2 capítulos de CSI.

El miércoles continué con lo del Project, y por la tarde lo dí por terminado. 900 y pico palabras sobre cómo iba a enfocar el trabajo y con algunas referencias a autores/modelos sobre los que me voy a basar.
Por la noche, me leí el caso de Adolph Coors, que por lo visto es una empresa de cerveza. No la había escuchado en mi vida.

El jueves había quedado a las 10 con mi grupo de Strategic Management. Para el jueves siguiente teníamos que exponer una cosa, así que quedamos para repartirnos un poco el trabajo. Yo me encargaría, con Dirk (alemán, pero no Nowitzki) de ver las causas relativas a Procurement, en relación a las 2 compañías de cerveza que nos toca analizar. El viernes pondríamos todo nuevamente en común.
Esa misma mañana, imprimí las 4 hojas que había escrito del Project, y las dejé en el buzón correspondiente.

El viernes pusimos en común lo del caso de Adolph Coors, aunque no era mucho, la verdad. Tenemos las cifras, aunque nos falta ver por qué AC pierde competitividad a favor de la competencia. Ya hemos quedado de nuevo el jueves que viene, el mismo día de la presentación, para ver qué ponemos y qué explicamos finalmente.

Entre que no me encontraba muy bien y que no había un plan claro, no salí el viernes, ni a la postre el sábado. Por la noche, me refiero. El sábado por la tarde fui con José Alberto al supermercado Asda. Es uno muy grande que se supone que no está muy lejos de aquí, a unos 10-15 minutos andando. Quería ir más que nada por curiosidad, para saber donde estaba. Compré unas galletas y unas barritas de cereales, todo sea dicho. Y al salir… la maravillosa lluvia. Pa´ una vez que no me llevo paraguas, va y llueve. Suele pasar. Abrigao hasta los topes como iba, vinimos rapidillo, que no quería coger una pulmonía. Me calé, pero bueno, al llegar a mi habitación me cambié y como nuevo.

El domingo tampoco hice gran cosa. Ganduleando entre cama, la cocina y, sobre todo, el ordenador. Si no tengo ná que hacer, me planto delante, y entre el Marca, el Skype y demás, se pasa el tiempo volao.
Bueno, también estuve el viernes, sábado y domingo, por ratos, preparando un par de regalos/detalles a mi hermana, que el lunes 10 era su cumpleaños. Quizá no son gran cosa, pero bueno, menos da una piedra. Lo que importa es la intención :)

domingo, 9 de noviembre de 2008

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Lake District y otro negro episodio

A las 7 y media me puse en pie. Me pegué una duchita calentita. Desde la primera semana que estoy aquí, el agua de la ducha estaba saliendo a una temperatura media-caliente, y a mí me gusta caliente-ardiendo. Tiene un regulador de la temperatura, pero salvo los primeros días, el agua no parecía salir a la temperatura a la que la ponía. No sé cómo, pero al girar la rosca, como hago siempre, noté que el agua salía ardiendo. Qué gusto. La bajé un poco, que no es plan de mojar mi cuerpo a 45 grados.
Hice unos sándwiches, cogí un plátano, llené una botella de agua, y puse rumbo a la International Society, desde dónde salía el viajecito (organizado, esta vez). A las 8:20 ví a Inma, Sonia, Pauline y Kate. Del grupeto que solemos hacer este tipo de escapadas, faltaban Flavio, Giacomo y Josema, así que era el único tío para tanta tía. Así las cosas, subimos al autobús en dirección Keswick – North Lake District, sitio al que llegamos 2 horas después. Me esperaba una visita por varios lagos.
Tras pasar por la oficina de información y organizar un poco el día, echamos a andar hacia Castlerigg Stone Circle. Estaba a 1,5 millas, así que nos esperaban 40 minutos de caminata hasta llegar allí, que por lo visto era como lo de Stonehenge pero no tan famoso. Tras una larga y empinada (pa´rriba) caminata, llegamos a ver los pedruscos. Efectivamente, era rollo Stonehenge, con unas cuantas piedras puestas en círculo. Hicimos las fotos de rigor, contemplamos el paisaje, y media vuelta.

El camino de vuelta fue menos pesao, ya que era cuesta abajo y lo amenicé comiéndome unos sándwiches. Entre tanto, me di cuenta de que estaba equivocado. Yo creía que íbamos a un sitio para ver varios lagos, donde nos darían una vuelta y eso. Pero no. Ahí cerca había un lago. Uno.
Llegamos nuevamente al pueblo, pequeñito. Terminamos de comer lo que nos habíamos llevado, y nos tomamos unos hot chocolate. Lo siguiente previsto era un paseo en barco por el lago. Las 7 libras del trayecto desanimaron a Kate y Pauline, así que sólo fuimos Inma, Sonia y yo. Nos esperaban 50 minutos de paseo. Y la verdad es que mereció la pena.

No nos llovió, y aunque el cielo estaba amenazante (como siempre por aquí), pudimos ver esos paisajes tan chulos que abundan por estas tierras. Agua, verde, marrón, montaña, cielo. En el trayecto, Sonia cogió la cámara y no la soltó. No exagero si digo que hizo más de 100 fotos. Cuando me las pasé, lo comprobaré. Muy bonito todo aquello. A las 5 el autobús nos trajo de vuelta.
Tras acompañar a Pauline hasta el hospital, que decía no encontrarse del todo bien, llamé a Maria Dolores. Es de Orihuela, la conocí en Irlanda, estudia lo mismo que yo en Murcia y había venido a Manchester unos días a ver a una amiga (Marisol), que también estudia aquí. Ella me identificó y se me presentó el segundo día del Orientation, pero no la había vuelto a ver. Fui con ellas a su piso-residencia, y estuve hablando un ratillo con Maria Dolores. Con ella me suelo reir mucho, aunque ella me dijo que no le hacía nada de gracia el frío tiempo de aquí ni que esté oscuro tan pronto. Entiendo que esas cosas echen pa´tras.

Para hoy, domingo, ya tenía plan: ver a las 5 la Fórmula 1, que se decidía el mundial entre Hamilton y Massa. Por la mañana no he hecho gran cosa, y al mediodía día me he puesto a hacer espaguetis en el horno. Con jamoncito, chorizo y queso. Y bueno, me ha quedao queniquelao. Estoy que me salgo :)
He empezado a comer a las 4, y prácticamente he empalmao con la carrera. La cosa ha empezado animada, con lluvia antes de salir. He rezado para que Hamilton se quedase encharcao, pero Dios no me ha hecho caso y ha podido salir. La carrera se ha ido desarrollando, y la cosa se ha ido poniendo mejor. Hamilton tenía que quedar 5º como poco. Ha llegado a estar 7º, 6º, 5º, 4º,… 5º… Estoy en territorio enemigo, y justo en ese momento ha llegado al salón mi inglesa. La tía no sabía ni quien era Hamilton. Ver para creer. Le he dicho que quería que perdiese su paisano, y que iba a perder, que lo veía. Ha llovido de nuevo, y al bueno (malo) de Hamilton le ha adelantado Vettel (ganará varios mundiales, ya lo avanzo) cuando quedaban 2 vueltas para el final. Perdía el mundial. Estaba eufórico, y los comentaristas guiris estaban esperando que Hamilton pudiese adelantar a Vettel o a Glock, que iba por delante pero con ruedas de seco, e iba perdiendo tiempo. Cual ha sido mi desgracia, que cuando quedaban 2 curvas, Hamilton y Vettel han adelantado a Glock (de nombre Timo)… Así, Hamilton ha podido llegar 5º, y el mundial estaba en su bolsillo. Increíble.
Acabo de ver por Internet los últimos minutos de la retransmisión de la carrera de Telecinco, y la verdad es que se nota un montón que están/estamos en contra de Hamilton. Tanto es así que no han sido conscientes de dicho adelantamiento hasta medio minuto después. He de decir que yo he seguido la carrera por ITV y sí que he sido consciente, al momento y para mi desgracia, de que Hamilton iba a ganar el mundial. En fin, tarde de emociones deportivas y chasco final, más que nada porque el inglés le quita a Alonso de campeón más joven de la historia. Reconozco que Hamilton no es manco y el tío es bueno, pero me da igual, quería que no ganase. Se ve que el afecto por Inglaterra/Reino Unido o todo lo perteneciente o relativo a ella, no me ha calado aún.

martes, 4 de noviembre de 2008

Jalogüin

Ya tocaba hacer una visita a la lavandería, así que pá ya fui el viernes por la mañana. Iba a lavar también unas toallas y unos vaqueros, así que también pondría la secadora. Hay 2 huecos, para poner el detergente-líquido y el suavizante. Sin embargo, me di cuenta de que el hueco del detergente estaba cerrado con una tapa. Miré en las otras lavadoras, y también pasaba lo mismo. Le pregunté a una chica que había ahí que cómo podía abrir la tapa, y me dijo que lo que tenía que hacer era meter las pastillas dentro. Le repliqué que cuándo lo habían puesto así, porque hasta ahora me llevaba el bote del detergente y el bote del suavizante. Para mi sorpresa, me dijo que estaba así desde que ella estaba aquí. Mentira cochina, porque hasta ahora era como yo decía. O quizá tenga ella razón: puede llevar 1 mes y medio aquí, y que esa fue su primera vez. No lo sé. Me dijo que lo que podía hacer era poner directamente el líquido dentro del tambor, entre la ropa, que aunque no era lo mejor también servía. Así que le hice caso. Mientras la ropa daba vueltas, yo me di otra. Compré detergente y suavizante (2 en 1) en pastillas, con lo que ahora me tendré que tragar el detergente líquido y el suavizante que tenía antes… También compré un recipiente de cristal para el horno, que aquí el Arguiñano ya se atreve con todo y está dispuesto a hacer pasta y asados en el horno.

Era Jalogüin, y aunque no me había disfrazado, tocaba salir. Me hubiese pintado y/o disfrazado si hubiésemos dicho todo de vestirnos de algo, pero al final no fue así. Aunque he de decir que no me arrepiento. Con el frío que está cayendo por estas tierras, la única opción que hubiese barajado era la posibilidad de vestirme de esquimal. Ni muertos ni ostias. No estoy dispuesto a pasar frío.
Fui a territorio Mill Point, donde me encontré con los italianos, Inma y sus compañeras de piso. También conocí al compañero de Flavio y Giacomo, que era de Irak. Estuvimos hablando, y entre las cosas curiosas que dijo, destacan el hecho de que con menos de 1.000 libras podría comprarse su propia casa en Irak o que allí tienen un Ministerio de la gasolina. Hombre, no me extraña, ya sabemos todos el poder de la gasolina (preguntad al señor Bush o a Daddy Yankee). Yo propongo crear en España, al menos, lo siguiente: Ministerio Del Buen Comer (encargado del aceite de oliva, el jamón serrano, la paella y el gazpacho, entre otros), Ministerio Tradicional (corridas de toros, sevillanas, flamenco, panocho); Ministerio Turístico (en defensa de las playas, los guiris, chiringuitos). Se pueden crear otros, a petición.
Fuimos a Tiger Tiger, que estaba bastante lleno.


Más que Jalogüin, parecía Carnaval, porque lo mismo te encontrabas a Michael Jordan, gente vestida de mariquitas, de SuperMario y Luigi,… Si me hubiese vestido de esquimal no hubiese dao el cante.
A las 3:15 llegué a mi habitación. Me esperaban apenas 4 horas de sueño, porque el sábado tocaba madrugar para ir a Lake District.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Un paquete y un negro episodio

El lunes vuelta a la rutina por Manchester. Clases por aquí, clases por allá. Y a las 5 que ya está prácticamente de noche. La oscuridad y el frío le echan a uno pa´tras, pero es lo que hay. Me toca lidiar con este tiempo. Ahora comprendo, entiendo y me compadezco de los guiris que nos abordan en los meses de verano buscando unos rayitos de sol. Aquí lo raro es que haya un día soleado, mientras en Murcia lo raro es que llueva. Cosas de la vida.

El martes, como siempre, bien tempranito toca el francés. Vimos un poco el famoso Passé Composé, aunque dice el tío que no nos lo va a exigir, que eso es para cursos más avanzados. Coño, por lo visto no sabía tan poco de francés. Va a resultar que tenía un nivelazo, y yo sin saberlo. Lástima que la pronunciación me delate que no me lo curré mucho.
Llevaba ya unos días esperando un paquete gratuito como cortesía por estar estudiando fuera. Hasta donde yo sabía, mi madre me había puesto unas latas de tomate Hida y también alguna lata de lentejas, así como unas toallitas de esas para que el color no destiña en la lavadora. Por lo visto, los mozos de Fedex, encargados de traerme el paquetito a mi residencia, habían venido hasta aquí y no me habían localizado. O eso decían. Me llamó mi hermana diciendo que: o llamaba a la empresa y quedaba con ellos para que me lo entregasen ese día, o si no el paquete era reenviado a España y había que pagar 50 euros. Juas. Entre clase y presentación llamé, y me dijeron que realizarían la entrega al día siguiente.

Tenía que estar atento a lo del paquete, así que me el miércoles me levanté a las 9. Me tocaba estar toda la mañana (e incluso la tarde) en vilo esperando el paquete. Sobre las 11, viendo que no venían, llamé y me dijeron que la entrega sería de 9 a 5 de la tarde, pero que no sabían decirme una hora exacta de entrega. Vaya. No podía ir con tranquilidad al váter, no fuera a ser que me tocaran a la puerta y no me enterase. Afortunadamente, a media mañana ya tenía el paquete entre mis manos. Varios paquetes de chicles Trident Splash, las toallitas esas, 3 latas de tomate Hida y 2 latas de El litoral (lentejas y fabada, para ser más exactos). Así que para comer ya tenía algo nuevo: lentejas. Cuando tocan lentejas en casa, me quejo que no veas, pero aquí me apetecían y tó. Quién me lo iba a decir, como diría Bisbal.
Por la tarde me dio por buscar capítulos de CSI en Internet. Suelo ir por delante y los veo en inglés subtitulados en español. Encontré el primero de la temporada 9 de CSI Las Vegas (en España deben ir por la temporada 8), así que me puse a verlo. Y cual fui mi triste sorpresa cuando veo que Warrick muere de un disparo. Para aquel que no lo sepa, es el negro de la tropa del jefe Grissom. Sí, lo sé. A quien quiera que lea esto y le guste CSI, le he jodido. Es como contar el final de la película. Sorry, pero tenía que decirlo.
Y esto me ha recordado otra cosa. Cuando estuve en Liverpool con mi hermana y la francesa, le pregunté a la gabacha que si veía alguna serie de televisión. Para mi gozo, me dijo que veía Los Serrano. Por lo visto la serie es casi internacional, porque este verano pude ver en Kokkola (Finlandia) que vendían las típicas revistas de series y televisión con Diego y Lucía en la portada. Curioso. Le pregunté por los personajes, y al decirme los nombres comprobé que no se los habían cambiado. Así, Marcos (el Fran Perea) seguía siendo Marcos, y no François o algo similar. No me pude contener, y le dije que le pregunté una cosa: “¿Lucía sigue viva?”. Bueno, en realidad fue algo así como “Is Lucía still alive?”. Me encantó su cara de sorpresa y asombro. Me imagino que a la misma vez me querría matar por haberle desvelado eso. Si ella supiese que al final resulta que todo lo que pasa en Los Serrano era un sueño…
Para desquitarme del negro episodio, fui un rato al gimnasio, que lo tenía abandonao las últimas semanas entre unos motivos u otros.

El jueves otras 2 clases más. Tenemos que hacer una presentación grupal en Strategic Management, así que el tío nos dio una pregunta que tenemos que responder en base a un caso práctico. Resulta que el casa práctico tiene más de 20 páginas, y luego, para bien o para mal, también resulta que para contestar nuestra pregunta tenemos que usar ratios y números. Como mola. Hemos quedao el próximo jueves, así que se supone que me tendré que leer todo el caso y pensar un poco cómo resolverlo.