lunes, 24 de noviembre de 2008

Me toman el pelo

Lunes, 17 de Noviembre de 2008. Justo hace 2 meses que llegué a Manchester. El tiempo pasa tan rápido… y tan despacio…
Fiel a mi cita con el curso de inglés de los lunes de 3 a 5, comí en la cantina. Las tutorías de una asignatura son cada 2 semanas, así que cuando toca tutoría, tocan habichuelas con ketchup. No hay mucho donde elegir en la cantina, así que siempre me decido por lo mismo. Creo que los menús varían de un día para otro, pero como sólo me he quedado a comer allí los lunes… pues son solo rumores. Entre habichuela y habichuela, me compré un libro. El tercero en la cuenta. Primero me compro el libro y luego ya se estudiará. Poco a poco.
Tras la clase, quedé con Inma & company. Había escuchado que ellos iban a ir a sacar las entradas para ir a ver un musical de Mary Poppins, así que me apunté. No es que me vayan especialmente los musicales, pero bueno, tiene su aliciente verlo en inglés. ¿Seguirá cantando lo de “supercalifra…”?
Antes de venir a Manchester, pasé por la peluquería. Bueno, a decir verdad, creo que fue mi hermana quien me tomó el pelo, como venía siendo costumbre últimamente. Pero mi pelo ya pedía a gritos que alguien se pusiese manos a la obra, porque aquello ya era un poco descontrol. Aquí no está mi hermana ni tengo maquinilla, así que tocaba ir a la pelu (como dicen los más “finoslis”).
Justo esa mañana me había encontrado a José Alberto luciendo un nuevo corte. Vive cerca de mí, así que le pregunté qué dónde había ido. Me dijo que justo por aquí abajo. Ya tenía peluquería. Así que, tras descansar un rato en mi habitación, mis pelufos y yo fuimos pá yá. La peluquería se llamaba (y se sigue llamando) “Friends”, aunque me comentaron que la ex-novia de Brad Pitt no estaba allí. Había 3 peluqueros, y 5 tíos esperando. Bueno, realmente 6, porque uno se me coló mientras estaba en la puerta mirando los precios. Yo no tenía pensado dedicar más de media hora a pelarme, pero bueno, tampoco tenía nada especial que hacer, así que me decidí a esperar mi turno. La peluquería es así rollo árabe-india. Justo donde vivo empieza una larga calle que se la conoce como la “Curry mile”. Por si alguien no se hace una idea, está llena de restaurantes y tiendas de origen indio, árabe y similares.
Un chavalín estaba ya finiquitao, con lo que le tocaba al siguiente. Los tíos se miraron unos a otros, como diciendo: “¿Vas o qué?” Me invitaron con la mirada a ser el siguiente, aunque era el turno del chico que se me había colao. Y él fue el siguiente. No sé, me quedé extrañado. En ese momento pensé que les daba igual pasar toda la tarda allí sentados. Cuando el chico estaba listo, lo mismo de antes. Miradas. Y uno de ellos me dijo que si quería ser el siguiente. Y dije: “Sí, pero…” “Ná, es que nosotros queremos que nos corte el pelo ese peluquero” O ese peluquero en concreto tiene muchos amigos, o es la caña de España y es el que verdaderamente parte el bacalao en la peluquería.
Sea como fuere, me senté en el trono. Como buenamente pude, le dije que lo quería con la máquina por los lados (al 3 o así), y luego corto con tijera por arriba, manteniendo un poco el flequillo. A los pocos segundos, va el tío y me dice: “¿Eres español?” (en inglés, eso sí). Pos vaya, estoy aquí para ver si se me pega el acento inglés, y a la primera de cambio me viene a decir en la cara que tengo un acento español del copón. Debemos ser como los franceses e italianos, que se nos nota de dónde somos cuando abrimos la boca. Aproveché y le pregunté por su colega el peluquero-guay, para ver qué pasaba. Me dijo que si había pensado que él era mal peluquero cuando veía que todos decidían esperar al otro. Me vino a decir que será porque esos tíos serían del mismo país o raros, simplemente. Mi spanish-inglés debió funcionar, porque me lo dejó como yo quería.

Así las cosas, mi nuevo corte y yo madrugamos el martes para ir al francés. La clase termina a las 11, pero me fui un rato antes. Cada 2 o 3 semanas, justo a las 11, tenemos unas charlas sobre el Project en mi facultad. Y tardo unos minutos en ir de un lado a otro… Eso sí, no sé si es que la gente no se acordaba o de si directamente pasaban olímpicamente de la charla, porque sólo fuimos 6 personas. Yo ahí, como siempre, dando el callo. Como debe ser. Por asistencia que no sea. El estudio ya es otra cosa…
Volví rápido a la residencia, porque tenía 2 horas en total para comer y volver a clase. Y mientras cojo el autobús, el trayecto y esas cosas, se me va un hermoso rato. Y pa´ clase que fui. Me encontré a unas francesas en la puerta. Algunas hablan español, así que la que mejor lo habla se dirigió a mí en el idioma de Cervantes. No había clase con Nuran Fraser, que la tía estaba mala. Esas noticias, normalmente, son muy bien recibidas. Pero cuando uno no tiene mucho libre al mediodía porque tiene una clase después, y luego no hay… pos no hace gracia. Por lo visto, esa misma mañana, la profesora había dejado un mensaje en el Suma de aquí (BlackBoard Vista o WebCT), y los más avispados se habían enterado. Entre ellos Inma y Josema, que por lo menos me mandaron un email avisándome (aunque lo ví por la tarde y no me sirvió, pero bueno, se agradece el detalle).

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